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REFLEXIÓN DEL PRIMER

DOMINGO DE ADVIENTO

VELEN Y HAGAN ORACIÓN

Jer 33, 14-16; sal 24; 1Tes 3, 12-4,2; Lc 21, 25-28.34-36

I domingo de adviento, ciclo c

29 de noviembre de 2015

 

Primera reflexión a partir de la primera lectura: Jer 33, 14-16

 

Se acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré las promesas que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá

 

Esta frase contiene ya tres momentos, a saber:

 

  • Al hablar de que se acercan los días, se refiere a la esperanza. Desde la Sagrada Escritura la esperanza se encuentra entremezclada con la FE, pues quien tiene fe vive de otra manera, con otra óptica en la vida. La fe es don de Dios y la esperanza brota de un encuentro con Él. La esperanza es la confianza o certeza de que se obtendrá lo que se anhela. Gracias a la esperanza afrontamos el presente, aunque éste no sea muy grato y caminamos seguros hacia una meta. Los católicos sabemos que aquí en la tierra sólo somos huéspedes y peregrinos y que añoramos una patria celeste.

  • Posteriormente se habla del cumplimiento de unas promesas. Sabemos perfectamente que el Antiguo Testamento es el anuncio de promesas, las cuales se concretizan o se hacen realidad en el Nuevo Testamento con la presencia de Jesús.

Estos anuncios de fe y esperanza, no son sólo anuncios, discursos, retóricas, poesías, filosofías o algo similar. Dios es fiel a su Palabra, Él nos ha dicho: "dejarán de existir el cielo y la tierra, pero mi Palabra no pasará", por ello caminamos llenos de fe y esperanza, confiando plenamente en que su Palabra es eterna y se hace realidad. Prueba de ello es lo que les anuncia a la casa de Israel y de Judá, lo cual es válido también para los hombres de todos los tiempos.

  • Por último, ¿cuáles son esas promesas que hizo con la casa de Israel y de Judá? Se trata de la reconstrucción y permanencia de la dinastía davídica y del sacerdocio levítico. Esa es la promesa histórica que está en pie y que se va a cumplir, algún día, con la (llegada de Jesús).

  •  

Haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá la justicia y el derecho. Judá estará a salvo, Jerusalén estará segura.

 

Estos anuncios que se hacen para la casa de Israel y de Judá se manifestarán concretamente en 4 aspectos:

 

  • Dios anuncia el restablecimiento de la casa de David.

  • La práctica de la justicia en la tierra.

  • La paz para Jerusalén.

  • La llegada de la salvación.

 

El profeta Jeremías proyecta que hay un personaje de la dinastía de David, al que llama “renuevo o vástago santo”, el cual vendrá a ser realidad todo ello. Viene a implantar un reinado de equidad (justicia), sin ella no hay paz. Al implantar la justicia patentizará un reinado con esa virtud. Y es aquí donde hay un empalme entre el Israel de la historia con el Israel de Dios. Como telón de fondo subyace y prevalece la esperanza.

 

Aspectos prácticos:

 

El adviento es un tiempo de fe y esperanza. Caminamos en una sociedad, dónde se anuncia muchas cosas. La palabra ha sido desvirtuada, le hemos quitado el contenido a la palabra o la vaciamos de su propia esencia, de su peso o razón de ser. Ejemplo: la verdad, se convierte en mentira, la justicia es para quienes tienen poder, la paz es una ficción. Dicho con otras palabras; prometemos cosas, las cuales sabemos que no las vamos a cumplir, algunas otras se cumplirán a medias y esa mitad es casi un castillo de arena que pronto se disolverá. En otras se tendrán voluntad pero los sistemas que tenemos hacen que no se cumplan. Así caminamos en nuestra sociedad.

 

En medio de esta incertidumbre, zozobra e infidelidad a la palabra dada, es justo en este ambiente cuando más se debe acentuar el valor de la esperanza. No podemos seguir nuestro camino sin una meta, no podemos seguir avanzando sin confiar en sí mismos y mucho menos en Dios. Es necesario caminar con convicción, con la certeza de que se obtendrá lo que se anhela.

 

El adviento es una nueva oportunidad, es un tiempo de gracia y de muchas bendiciones. El texto inicia anunciando un adviento (se acercan los días), es decir la llegada de las cosas de Dios.

 

Segunda reflexión a partir de la segunda lectura: 1 Tes 3, 12-4,2

Ubicación del texto.

 

Este breve texto que contiene lo siguiente:

 

Hay que tener presente que Pablo no pudo ir personalmente a Tesalónica y envía a Timoteo para que confirme y exhorte en la fe a esa comunidad, la cual está pasando “duras tribulaciones”. Pablo teme que la misión no sea exitosa ya que anda por ahí el tentador. Sin embargo cuando Timoteo vuelve, éste le da buenas noticias y hay una inmensa alegría, !están firmes en la fe!.

 

Termina esta primera parte con una oración a Dios Padre y a Jesucristo, rogando que pueda volver a ver a los tesalonicenses a quienes les pide el aumento de la caridad mutuamente y con los demás. De tal forma que se puedan presentar de manera irreprochable (santos) cuando venga nuestro Señor Jesucristo, en compañía de sus santos.

 

Posteriormente Pablo, habla de ciertos preceptos del código moral cristiano. Es una recomendación de manera general. Le pide que caminen como él les enseñó, tratando de progresar cada día, todo ello en el nombre del Señor. Más adelante insistirá en tres cosas: pureza, caridad y trabajo.

 

Que el Señor los haga rebosar de un amor mutuo. Conserven sus corazones irreprochables. Hasta el día en que venga el Señor.

 

Aquí se subrayan tres ideas claras y que a mí parecer van en orden lógico.

 

El primer lugar se nos pide vivir en el amor. El cual tiene dos ámbitos bien diseñados, por un lado el amor mutuo con los nuestros y después el amor mutuo con los demás. Es necesario no confundir esta palabra, porque la podíamos interpretar a nuestra manera, desvirtuándola. El amor abarca toda la persona y se extiende a la creación. Para amar se exige un corazón nuevo y por lo mismo el corazón reclama una formación, que pasa necesariamente por la razón. No debemos confundir el amor placentero, con el amor genuino. Mientras el primero diríamos te quiero porque me haces feliz, el amor auténtico dice: te quiero para hacerte feliz.

 

En segundo lugar, el texto subraya que hay que mantenerse en con un corazón irreprochable. Para ello, se requiere haber dado ya el primer paso, antes mencionado o reflexionado (amar). Para mantenerse de manera impecable es vital revisarse constantemente, ser honesto consigo mismo, implica humildad para reconocer lo bueno y lo malo que hay en mi propia persona. Se necesita de una dosis de constancia y/o perseverancia para que lo avanzado no se quede ahí. Además mantenerse con un corazón irreprochable requiere de una educación en la conciencia.

 

Por último, consérvense así ante Dios y ante nuestro Señor Jesucristo cuando éste venga. Ya habíamos anunciado la perseverancia, que requiere de disciplina y de ser irreprochable, no es sólo un barniz, es decir, querer quedar bien con alguien; sino más bien es una convicción y por tanto con gran transparencia presentarse delante de Dios. Pero para mantenerse, así hasta la segunda venida de Jesús, se requiere de la ayuda divina, concretamente de la oración, para estar atentos y vigilantes.

Ésta última parte, nos conecta perfectamente con la segunda parte del texto que dice: vivan como conviene para agradar a Dios y sigan progresando.

 

Aspectos prácticos:

 

Es muy fácil perder todo aquello que ya hemos construido. En un abrir o cerrar de ojos o con un pequeño desliz, a veces nos catalogan de lo que no somos. Decimos de alguien lo que no es y lo que es, se esfuma, o no sabemos reconocer lo valioso y virtuoso que es el otro. En pocas palabras, no lo amamos.

 

Sólo desde Dios podemos progresar, desde Dios reconocemos lo que soy y no soy. Con la oración (exhortación de San Pablo) podemos mantenernos firmes en la fe, firmes en las convicciones, con la oración nos mantendremos firmes con un corazón indiviso, con la oración esperaremos la llegada de nuestro Señor Jesucristo.

 

 

Tercera reflexión a partir del santo evangelio: Lc 21, 25-28.34-36

 

Jesús dijo a sus discípulos habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar.; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo.

 

En primer lugar, hay que tener presente que esta manera de escribir es denominada apocalíptica, la cual usa los colores, imágenes, signos, números, aspectos cosmológicos (sol, luna, estrellas, etc.) para ocultarnos ciertas cosas, que a la vez nos revelan algo más profundo o algo que no es fácil comprender de primera vista o mano.

 

Por otra parte, los escritos apocalípticos reflejan también miedo, temor e incertidumbre que eran parte de la vivencia diaria de las primeras comunidades debido a las tribulaciones o persecuciones que padecían y a la vez un futuro incierto.

 

Verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando esto suceda pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de la liberación. Estén alerta.

 

La certeza de que Jesús llega con poder y majestad, es una exhortación para estar atentos a esta venida. Por tanto, no podemos permanecer con la mirada clavada hacia la tierra, hacia lo temporal, pensando que es aquí lo último y  definitivo de una vida plenamente feliz.

 

Levantar la cabeza es mirar hacia el pasado y aprender de él, es poner los pies en la tierra viviendo el presente con gran responsabilidad y observar hacia el futuro sin que esto sea un escapismo a la realidad. Es caminar con certeza hacia la meta final.

 

Hay en la actualidad muchas formas de vivir que nos distraen y nos impiden levantar la cabeza principalmente los vicios, los cuales juegan un papel preponderante en la distracción de nuestra vida. Por eso, el evangelio nos exhorta a que estemos alerta porque la embriaguez, las preocupaciones de esta vida, entorpecen nuestra mente. Una persona que tiene eclipsada la mente, es como una veleta que va hacia dónde le lleva el viento.

 

Tener la mente entorpecida significa: no haber educado su conciencia. El pecado se presenta de dos formas; un primer lugar de manera muy puritana pensando que todo es pecado y otra, de manera laxa afirmando que nada es pecado y se da permisos para realizar cualquier cosa.

 

Por tanto, es necesario que estemos atentos para escuchar la voz de Dios desde la Palabra, porque ella es una luz en el caminar; es vital escuchar su voz en los acontecimientos de la vida diaria, ellos mismos nos dictan el bien y el mal; es vital saber descifrar los signos de los tiempos, porque ahí se descubre la bondad de Dios y lo que no le agrada.

 

Velen y hagan oración

 

¿Qué es velar? Es sinónimo de estar despierto, estar vigilando, cuidando lo suyo y lo ajeno, es permanecer siempre alerta ante la llegada de cualquier enemigo.

 

Vivir en vela es: no caer en las penumbras de esta vida, no incurrir en el escepticismo (a veces hacia Dios), es superar el conformismo y la apatía, es evitar el pesimismo.

 

Vivir en vela es caminar con esperanza y fe; es vivir en la convicción, es atender lo que nos toca realizar con responsabilidad cada día, es edificar mi propia vida y construir una sociedad nueva para extender día a día el Reino de Dios.

 

Estar en vela significa despertar un diálogo sano, amistoso, fraternal, confiado, constante con Dios a partir de la oración. Y con esta actitud esperamos su llegada.

 

 

Pbro. Gilberto Lorenzana González

Diócesis de Tuxpan

Formador en el seminario

 

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