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REFLEXIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

SOLEMNIDADAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO, CICLO B

22 DE NOVIEMBRE DE 2015

 

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN  1, 5-8

 

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús le contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?". Pilato le respondió: ¿A caso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?". Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores hubieran luchado para que no cayera yo en manos de los Judíos. Pero mi Reino no es de aquí".

Pilato le dijo: "¿Con que tú eres Rey?". Jesús le contestó: "Tú lo has dcho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz". Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Estamos culminando con el último domingo del año litúrgico con la Solemnidad de Jesucristo Rey del universo, y en el Evangelio leemos una parte breve del relato de la pasión según San Juan. En él Jesús se muestra siempre como quien lleva el control de la situación, es un hombre plenamente libre y veraz. Desde el momento en que llegan por él al huerto se anticipa con la pregunta: “¿A quién buscan?”, y luego contesta: “Yo soy” (Jn 18,4-5).

 

Aquí, en el interrogatorio ante Pilato, Jesús se muestra seguro de sí mismo, contesta con toda claridad y también interroga. La pregunta repetida de Pilato, es la que motiva una respuesta clara de Jesús sobre sí mismo: “Tú lo has dicho: soy rey.” (v. 37). Pero explica en qué sentido lo es: “Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad.” Jesús no acepta la acusación de pretensiones políticas, aunque su modo de actuar tenga estas consecuencias, él realiza signos de vida, y se entrega a sí mismo haciendo el bien a los demás.

 

Jesús, que existe desde siempre y que se ha encarnado, tiene por misión dar testimonio del Padre: “y da testimonio de lo que ha visto y oído; pero nadie acepta su testimonio.” (Juan 3,32; 8,26). La misión de Jesús es dar a conocer que Dios es Padre, que nos ama y que quiere la salvación de todos: “Tú lo has dicho: soy rey.” (Juan 3,16-17). Jesús da testimonio del Padre, vive para servirle y entregar la vida al cumplimiento de su voluntad.

 

Estamos llamados a tomar una decisión ante el testimonio de Jesús acerca de la verdad del Padre. O creemos en Jesús y creemos también en el que lo envió o no. Aquí, Pilato, al igual que los judíos del capítulo 8, no cree que Jesús “es” la verdad, no lo escucha ni lo entiende.

 

Jesús termina afirmando: “Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan” (v. 37). Este versículo evoca la parábola del buen pastor del capítulo 10, donde se dice que sus ovejas escuchan su voz y lo siguen. Los discípulos estamos llamados a escuchar la voz del maestro. Siguiendo el mismo lenguaje simbólico de Juan 10: somos ovejas que hemos de escuchar al buen pastor.

 

Vivamos el evangelio de este domingo, respondiendo al llamado que tenemos para vivir el Reino de Dios, que aunque no se identifica con los poderes de este mundo, sí comienza desde ahora en la práctica diaria de las buenas obras. Es oportuno que repitamos las palabras de Jesús y las hagamos propias: “Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad.” Vivir siempre con la verdad es un reto grande para nosotros, pues son muchas las oportunidades que tenemos para engañar a las personas que nos rodean sólo con el fin de disfrutar algo pasajero que posiblemente nos traiga problemas, vivir el Reino con Jesús y como Jesús es caminar siempre con la cabeza erguida y felices por ser personas honestas y verdaderas.

 

Juan Pablo II, habla del reinado de Cristo, durante la cuarta JMJ (1989) “Los invito, queridos amigos, a descubrir su vocación real para colaborar en la difusión de este Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz. Si de veras desean servir a sus hermanos, dejen que Cristo reine en sus corazones, que les ayude a discernir y crecer en el dominio de ustedes mismos, que les fortalezca en las virtudes, que les llene sobre todo de su caridad, que les lleve por el camino que conduce a la «condición del hombre perfecto» ¡No tengan miedo a ser santos! Esta es la libertad con la que Cristo nos ha liberado (cf. Gál 5, 1).

Por esto, pido al Señor que les ayude a crecer en esta «libertad real» como criterio básico e iluminador de juicio y de elección en la vida. Esa misma libertad orientará su comportamiento moral en la verdad y en la caridad. Les ayudará a descubrir el amor auténtico, no deteriorado por un permisivismo alienante y nefasto. Les hará personas abiertas a una eventual llamada a la donación total en el sacerdocio o en la vida consagrada. Les hará crecer en humanidad mediante el estudio y el trabajo. Animará sus obras de solidaridad y su servicio a los necesitados en el cuerpo y en el alma. Les convertirá en «señores» para servir mejor y no ser «esclavos», víctimas y seguidores de los modelos dominantes en las actitudes y formas de comportamiento.”

 

¿Cómo considero que sea el Reino de Dios hoy? ¿Soy una persona que irradia día a día el amor de Jesús y su reino? ¿Tengo palabras y acciones de verdad en mi vida?

 

OFICINA DE REDACCIÓN

PARROQUIA SANTIAGO APÓSTOL

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