Parroquia Seminarística Santiago Apóstol
Tantoyuca Veracruz
REFLEXIÓN DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
VIVIR EN ALEGRÍA
Sof 3, 14-18; Sal (Is 12); Flp 4, 4-7; Lc 3, 10-18
III domingo de adviento, ciclo c
13 de diciembre de 2015
La preparación ad intra de la Iglesia
Estamos ya en la tercera semana de adviento; nos hemos estando preparando para celebrar un acontecimiento importante en nuestra fe, como es el nacimiento del Hijo de Dios.
Durante estas tres semanas la Iglesia nos ha brindado diversos medios que nos han ayudado en este caminar, a saber: hemos escuchado y reflexionado la palabra de Dios, hemos participado en las eucaristías, la recepción de la comunión, retiros, nuestra confesión. Hay otros signos como son la corona de adviento, los cantos, las diversas oraciones (santo rosario), las fiestas marianas (Inmaculada Concepción y la Virgen de Guadalupe), la fiesta de san Juan Diego, las peregrinaciones, etc., etc. que nos han introducido al clima del adviento, todos estos elementos han sido y son un baluarte para prepararnos ante la llegada de Jesús.
La preparación ad extra de la Iglesia
Se vive actualmente materializado, vivimos para tener cosas; el mundo nos ofrece una oferta de consumo y caemos en sus redes, despertando y viviendo de manera ególatra, individualista, con un corazón cómodo y avaro, con un deseo incesante de cosas externas y superficiales. Esto cierra nuestra la cabida a otro, no hay espacio para Dios, no lo escuchamos, ya no se goza o disfruta la alegría de su amor, ya no hay un corazón jubiloso por hacer el bien. (cfr. E.G. 2)[1].
Mientras unos viven en la alegría del poder, placer y tener, otros viven en la tristeza de ser excluidos. La primera lectura del domingo pasado (cfr. Baruc 5,1-9) nos hablaba de dar el paso de la angustia y aflicción a la alegría o vestirse del esplendor de la gloria que Dios da.
Domingo de la alegría
El adviento es un tiempo que se caracteriza por la llegada de Jesús, en una doble vertiente: la llegada histórica y la llegada definitiva (segunda venida o parusía). Todas las lecturas que van desde el primer domingo de adviento hasta el 16 de diciembre nos hablan de la llegada definitiva; mientras que del 17 al 24 van en la línea de la llegada histórica.
Ante la llegada de Jesús algunos nos movemos con miedo, temor e inclusive pavor. Sin embargo, no es este el fin del adviento. Más bien, debemos prepararnos con mucha alegría. De hecho este domingo se le denomina domingo de la alegría (gaudete). Efectivamente, cada uno es peregrino en este mundo y mientras avanzamos, caminamos con fe y esperanza confiando plenamente que Jesús viene a nuestro encuentro y, este hecho no debe causarnos miedo, sino que lo hacemos con alegría porque el encuentro con Él será de un gozo indescriptible.
Gozo en el Señor
Con gozo se debe de anunciar y llevar la salvación de Dios al mundo, que poco a poco se va perdiendo; pero que necesita respuestas que alienten, que den esperanza y orienten en el camino. La Iglesia debe ser un lugar de la misericordia, donde todos se sientan bien recibidos, amados, perdonados y alentados para vivir según la propuesta del evangelio (Cfr. E.G 114)[2].
Dice el papa Francisco: una evangelización con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos. ¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa! Pero sé que ninguna motivación será suficiente si no arde en los corazones el fuego del Espíritu! (cfr. E.G. 261)[3].
María causa de nuestra alegría
La Santísima Virgen María es la Madre de la Iglesia, ella nos enseña cómo debemos tomar actitudes básicas; además de cómo debemos vivir de manera gozosa y confiada en el Señor.
Cuando Dios hizo todas las cosas todo era alegría, todo era bueno; pero por la desobediencia vino el pecado y la tristeza de ser arrojados fuera del paraíso. Sin embargo con la presencia de la Inmaculada Concepción hay un nuevo gozo en el Señor, con el fiat de ella hay más destellos de júbilo porque los proyectos salvíficos se concretizarán en su Hijo muy amado.
El ángel, cuando entró a su presencia le dijo: “alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Este es el primer anuncio de Dios (alegría) por medio del Ángel. “El Señor está contigo” es la confianza y gozo de ver la vida desde Dios y saber que contamos con Él.
La llena de gracia al visitar a su prima Isabel, y al entrar en su casa la saluda con la alegría que brota de su Hijo (Jesús).
Cómo contagiar esta alegría del adviento
El evangelizador no debe tener cara de funeral, aun cuando tengamos que sembrar con lágrimas. Debemos irradiar el gozo de sabernos Hijos de Dios, el júbilo por encontrarnos con el Señor y la alegría de saber que ya viene. (cfr. E.G. 10)[4].
Debemos de salir para contagiar a los demás de esa alegría, no debemos estar encerrados en nuestras propias seguridades. Debemos de involucrar, acompañar y hacer fructificar la Buena Nueva.
Breve conclusión
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Que grato es brindar una sonrisa y es bonito compartirla no sólo con los amigos sino también con aquellos que no comulgamos o desconocemos.
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En estos tiempos de adviento-navidad y año nuevo intercambiar un abrazo efusivo es signo de alegría.
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Recibir una tarjetita de navidad es agradable, nos alegra el corazón, saberse tomado en cuenta.
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Realicemos lo que nos toca con gusto.
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Llevemos con gusto la Palabra de Dios.
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Repitamos constantemente la jaculatoria: causa de nuestra alegría. Ruega por nosotros.
[1] Papa Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium
[2] Ibidem
[3] Ibidem
[4] Ibidem
Pbro. Gilberto Lorenzana González