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REFLEXIÓN DEL TERCER DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO

EL PROGRAMA DE JESÚS

Neh 8,2-4.5-6.8-10; Sal 18; 1 Cor 12, 12-30; Lc 1,1-4; 4,14-21

III domingo ordinario del tiempo ordinario, ciclo c

24 de enero de 2016

 

Introducción

 

Las lecturas de este domingo tercero del tiempo ordinario del ciclo c, tienen su epicentro en la fuerza de la Palabra. Hemos percibido en la primera lectura, como la fuerza de la palabra será el motivo principal de la re-construcción del pueblo elegido tanto en lo material como en lo espiritual; en la segunda lectura se afirma que Dios, por la fuerza de su Palabra les ha encomendado a algunos la tarea de ser apóstoles, a otros de ser los profetas y a otros ser los maestros. El santo evangelio, expresa que Jesús va a la sinagoga desenrolla el volumen de Isaías y lee el pasaje donde se escribe la unción del profeta y su misión, es decir que ha sido ungido para: llevar la buena nueva a los pobres, anunciar la liberación a los cautivos, la curación a los ciegos, libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia. Toda esta gamma de posibilidades gira en torno a la fuerza de la Palabra.

 

En esta breve reflexión sólo quiero detenerme en tres aspectos de texto de Lucas, referentes al breve prólogo.

 

La fuerza de la Palabra de Dios en Lucas

 

El evangelista Lucas es en este año litúrgico (ciclo c) nuestro guía en las celebraciones dominicales. En esta ocasión escuchamos o leímos el prólogo. Ya de entrada encontramos algunos puntos muy interesantes a propósito de la Palabra, a saber:

 

El orden. Lucas narra la historia de la salvación siguiendo un orden y compone su obra en dos momentos. Una es el evangelio (Lucas) en donde narra la infancia de Jesús, su peregrinar por Galilea a Jerusalén y que culmina con la pasión, muerte, resurrección y la ascensión. La segunda parte, está en los Hechos de los Apóstoles e inicia el texto en Jerusalén con la Ascensión y se narra los inicios de la Iglesia, el caminar de los discípulos los cuales tendrán que ser testigos en Jerusalén hasta los confines del mundo.

 

El estudio minucioso. El cuarto evangelio está basado en una investigación, un estudio detallado y minucioso, esto explica que no es algo hecho al “hay se va”; por lo mismo no pretende basar nuestra fe en cosas bonitas o sentimientos, sino que quiere afirmar nuestra fe en hechos reales y por eso la fe está sostenida en Jesús histórico y en el Jesús de la fe, que muere, resucita y asciende a los cielos y ahí donde Él está quiere que también estemos nosotros.

 

Amor a la verdad. El texto comprende una serie de temas que nos habla de amor a la verdad concretizada en Jesús. A Lucas se le conoce como el evangelio de la alegría, porque nos invita a recibir a Jesús con gozo (1, 28; 1,44; 2,11), insiste en el hoy de la salvación (19,10; 23,43); la salvación es fruto de la misericordia de Dios (1, 78s; 15,1-32; 7,36-50 y otros textos más). Es conocido como el evangelio de los pobres (1, 52s; 4,18). Es también el evangelio de la oración (3,21; 6,12); da además una atención especial a las mujeres (7,36-50; 8, 1-3; 23,27-31; 24,22; 24,49). Sus palabras son un testamento vivo del Maestro que nos sigue hablando y nos habla con Palabras de vida eterna, los hechos que describe no son una biografía sino gestos salvadores de Alguien que anuncia su Palabra con una fuerza extraordinaria y que sigue sanando y salvando vidas ayer y hoy.

 

Aspectos prácticos:

 

Es necesario tener la Sagrada Escritura y dedicarle siempre tiempo para leer, meditar, reflexionar y hacer vida lo que Ella contiene. En nuestra Diócesis son muchos quienes dedicamos un tiempo suficiente para escuchar, leer, meditar la Palabra de Dios.

 

Algunos nos preguntan: ¿Qué libro me recomienda leer? No hay mejor libro que la Sagrada Escritura. Es conveniente  iniciar la lectura y meditación del libro Sagrado por los evangelios, y, ¡qué mejor si iniciamos por Lucas!.

 

Toda esta riqueza espiritual que la Palabra de Dios contiene es una fuerza extraordinaria no sólo como un cúmulo de conocimientos, sino que es responsabilidad nuestra de vivir de acuerdo a Ella, ya que contiene una fuerza inagotable y cada uno de nosotros hemos experimentado la vitalidad que encierra y la salvación que nos otorga.

 

Además es bueno que toda lectura, estudio, meditación, etc. siga los pasos ya indicados por san Lucas, es decir que haga un estudio ordenado, minucioso y siempre por amor a la verdad.

 

SEGUNDA PROPUESTA DE REFLEXIÓN DE LA LITURGIA DE ESTE TERCER DOMINGO ORDINARIO

 

Introducción

 

El texto de san Lucas expresa algunos momentos. En primer lugar, expresa que los hechos que él narra llevan un orden, es un estudio detallado y se habla de la verdad. En segundo lugar, manifiesta que después de que Jesús sufre las tentaciones e impulsado por el Espíritu vuelve a Galilea y su peregrinar tiene un eco especial en la enseñanza.

 

Posteriormente narra un hecho que se sitúa en la Sinagoga y que tiene un eco en el profeta Isaías.

De tal manera que Jesús llega a la sinagoga, en sábado, se levantó para hacer la lectura, se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el texto en donde se narra todo un programa proyecto de vida, el cual es asumido por el mismo Jesús, él hace suyo lo que se dice en Lucas que hace alusión al profeta Isaías.

En este proyecto se deja claramente ver lo que será, sus preocupaciones, intenciones, las necesidades del pueblo, su deseo de hacer presente el Reino y la centralidad de su mensaje. En ello está su pasión, es decir lo que hará en cuerpo y alma y el destino final de su vida.

 

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor

 

Es san Lucas que le da una gran importancia al Espíritu. Ese Espíritu es el mismo que ha recibido María en el momento de la anunciación, ese mismo Espíritu es el que está presente en los profetas y en la Iglesia.

El día del bautismo del Señor (Lc 3,15-16.21-22) meditamos que es el Espíritu Santo que bajo en forma sensible como de una paloma. Desde ese momento Jesús inicia su vida pública. Ahora el Señor ha sido ungido, ser ungido es ser Cristo, ser Cristo es ser su seguidor de Él y ser seguidor de Él es ser cristiano o discípulo, pero si el discípulo no tiene el mismo Espíritu de Cristo sencillamente no podemos ser cristianos.

Hoy el texto de Lucas afirma Jesús se deja conducir e impulsar por el Espíritu para realizar la obra de Dios. De tal manera, que es el Espíritu el que hace de Jesús una Buena Nueva y que su Palabra sea también una Buena Nueva. Así que la Buena Nueva es en dos sentidos: Jesús y la Palabra (la Palabra, es el mismo Jesús y también la palabra emitida desde Jesús).

 

Precisamente Jesús es la Palabra hecha carne, Él es el evangelio, es decir la Buena Noticia. Esta Buena Nueva tiene una fuerza que la descubrirán los pobres (6,17.20-26), pues ellos son los predilectos de Dios. María es una de ellas (1, 28), los pastores (2,11), etc.

 

Esta Buena Nueva la entenderán así los cautivos; así lo experimentó el ladrón que se arrepintió (23,43) él ha experimentado el amor de Dios es su propia vida.

 

La palabra es Buena Nueva también para los ciegos, pues verán la luz. Y por último Jesús es Buena Nueva para los oprimidos, pues son ellos los que experimentarán la auténtica libertad y podrán seguir al Maestro (18,9-14; 16, 19-31).

 

Aspectos prácticos

 

El proyecto o programa de Jesús es y debe de ser el mismo proyecto de la Iglesia y de cada uno de nosotros. Es necesario ver si en nuestros programas de pastoral están incluido, pero no se trata de un escrito, sino de un programa que cada uno debe de asumir y hacer suyo y que se vea reflejado en los frutos para los demás.

 

PBRO. GILBERTO LORENZANA
FORMADOR DEL SEMINARIO MAYOR DE TUXPAN

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